Después de algunos meses, me alegra activar de nuevo este
blog partiendo de una entrada como la que ahora os presento. ¿Pedagogos
musicales?, ¿pedagogía musical activa?...aunque aún es pronto para abordar
estas cuestiones, serán objetos de estudio y resolución a lo largo de estos
meses.
Y como mi curiosidad es mayor que mi incertidumbre, he
decidido lanzarme a la red para indagar sobre un pedagogo, violinista y
humanista japonés. Su nombre es Shin´ichi Suzuki, creador y propulsor del
conocido “método Suzuki”. El título que he asignado a esta entrada, alude al
fundamento base sobre el que se desarrolla dicho método.
Suzuki analizó cómo los niños llegan a hablar y dominar su
propia lengua materna, de manera que, esos pasos que siguen fueran la base para
desarrollar la habilidad de tocar un instrumento musical. Para ello, Suzuky
establecía una serie de condiciones:
-Para Suzuki es importante que los niños se inicien en la
práctica instrumental lo antes posible (llegando a considerar la música como
parte natural de sus vidas). A partir del punto de partida, entran
en juego dos agentes esenciales: en primer lugar, la práctica continuada de
forma que cada vez el alumno adquiera más habilidad; y en segundo lugar, la
importancia del acompañamiento y atención por parte de los padres en el desarrollo
musical de sus hijos (práctica instrumental
conjunta). Desde mi punto de vista, son dos premisas muy importantes y perfectamente
aplicables a cualquier tipo de aprendizaje que se realiza durante la infancia e
incluso en la adolescencia. Suzuky decía:
“El destino de un
niño está en las manos de sus padres”
-El ambiente es un factor también a tener en cuenta y con
él, la exposición auditiva del niño a piezas musicales que despierten su
interés. De ahí la necesidad de asistencia a conciertos en directo, escucha
activa del repertorio a interpretar, etc. El dominio de nuestra lengua lo
adquirimos de este modo, a través de una continua exposición auditiva (de ahí
su aplicación en el ámbito musical).
-Se trata de un proceso de aprendizaje “constructivista”, el
niño debe asegurar cada habilidad para que se convierta en base de la próxima
habilidad a construir. Prioriza el desarrollo de la escucha e interpretación, a
la lectura musical (posterior). Básicamente, aprendemos antes a hablar que a
leer y por lo tanto, se aprende primero el lenguaje de la música y después a
leerlo.
- Sin hábito/entrenamiento, no hay habilidad. Puedes tener
un talento innato, pero si no se cultiva se verá mermado.
-La repetición de las piezas aprendidas (proceso
acumulativo) se considera otro valioso recurso.
Y por último, me gustaría hacer referencia al papel de los
docentes que enseñan música basándose en este método. El maestro siempre tiene
que cultivar sus habilidades musicales y permanecer siempre en continua
formación. Como dato curioso, según el nivel del que van a estudiar la
metodología de enseñanza, deben interpretar de memoria el repertorio del libro en
cuestión.
Para cerrar esta entrada, me gustaría concluir con un breve
vídeo en el que se ejemplifica los puntos aquí desarrollados (ejemplo real de
una clase basada en esta metodología) y poner en relieve los tres grandes
principios en los que se basa la pedagogía de Suzuky: Amor, aliento y
contención.
Bravo, Paula!!!
ResponderEliminarBuen post sobre el método Suzuki.